Yo no tendría más de seis o siete años, pero recuerdo perfectamente el día que mi padre me enseñó el recorte de un periódico de los años 50 o 60 donde aparecía ella, Johanna, mi tía. No recuerdo de qué iba la publicación, pero con la edad que yo tenía, aquel recorte en blanco y negro se me quedó grabado. Mi tía Johanna, la otra hermana de mi abuelo, ¡era actriz!
Ahora sé que solo lo era en parte, ya que lo vivía como un hobby, pero por aquel entonces yo la ubicaba en Hollywood, rodeada de todo el glamour y sofisticación de aquellos años dorados. Y es que, en todas las fotos que he visto ella de cuando era joven, derrochaba ese estilo sofisticado, coqueto y muy elegante de la época.
Y así, sofisticado, elegante, femenino, con un halo vintage… es el vestido que lleva su nombre. No podía ser otro. Un diseño de estilo camisero en crepé y gasa de seda, con un cuerpo ablusonado, a juego con las mangas, que contrasta con la caída recta de la falda.
En esta ocasión, al ser un vestido con cuello cerrado, el cuerpo juega con las transparencias. Para lograr este efecto creamos un diseño único a base de diferentes puntillas y tiras bordadas para decorar la parte delantera, los puños de las mangas y cerrar la espalda. El toque de color lo dan los botones y los pequeños cristales bordados en tono azul noche.
Para las fotos de la colección completamos el look con un tocado envolvente y asimétrico de flor natural, pistilos, cristales y latón. Una auténtica obra de arte que encaja de maravilla sobre la coleta baja ondulada y combina a la perfección con los pendientes alargados con piedra turquesa. Un vestido perfecto para una boda religiosa o civil en una preciosa finca o palacete.