Making of sesión Novia 2019
Uno de los momentos más emocionantes del año para mí es la sesión fotográfica de las imágenes de la nueva colección Novia 2019. Después meses desarrollando ideas, creando los diseños y haciendo pruebas llega la hora de plasmar el trabajo de tanto tiempo en las imágenes ¡y es todo un reto!
Por eso, cuando empecé a pensar ello tuve claro que quería encontrar un entorno especial, lo más acorde posible con la estética romántica y llena de detalles inspirados en la naturaleza, que tenía en mente. Buscando y buscando… dimos con la Casa Palacio del Barón de Guía-Real en Pastriz. Un lugar que me pareció alucinante, con jardines impresionantes y del que yo no sabía de su existencia, y eso que está bien cerca de Zaragoza. Así que llamamos al ayuntamiento de Pastriz y nos pusieron en contacto con Javier, el dueño del palacio. Quedamos con él y nos enseñó el sitio muy amablemente mientras nos contaba cosas sobre la casa… Y la verdad es que me encantó.
El día de la sesión quedamos con todo el mundo a las 8 de la mañana en ese palacio de ensueño. Mientras nosotros sacamos los vestidos y los planchábamos, Carmen y Virginia del equipo de la estilista Eva Pellejero se pusieron a peinar y maquillar a Karina, nuestra preciosa modelo. Tonos pastel e iluminadores para el rostro con peinados a base de trenzas para acompañar ese toque bohemio que tiene la colección. ¡Ellas sí que saben realzar la belleza natural con sus manos mágicas!
Después, nos pusimos a preparar los preciosos modelos de Calzados Franjul que habíamos recibido un día antes, y que yo había seleccionado en función de los vestidos. ¡Sus zapatos son auténticas obras de arte!
Antonio, de la firma Barney Barnato, también vino con los preciosos pendientes y anillos que habíamos seleccionado unos días antes en su tienda de Zaragoza. Sin duda fueron el complemento perfecto.
Mis padres se encargaron de traer los ramos que habían pasado a recoger el día anterior en La Florería de Zaragoza. ¡Tan bonitos!
Una vez maquillada y peinada, vestimos a Karina y nos fuimos a la primera localización. Comenzamos a disparar…. y cuando nos dimos cuenta eran las tres de la tarde. Menos mal que mi madre y a mi tía vinieron a ayudarnos y trajeron un catering delicioso. Después de una ensalada de pasta, saladitos, tortilla y un par de trozos de tarta continuamos con la sesión. De nuevo Carmen, mi modista, se puso a planchar, hilvanar y ayudar a vestir para acabar los diseños que quedaban por fotografiar. ¡Ella es una todoterreno! Al igual que Sandra, quien trabaja conmigo en el Atelier, y que además de ayudar en la sesión, este año fue la encargada de realizar casi todos los tocados.
Fue un día muy emocionante y no hay duda de que no habría sido lo mismo sin este equipazo de profesionales. ¡Muchísimas gracias a cada uno de vosotros por aportar vuestra magia para lograr el mejor resultado posible! Y a Marcos, gracias también, porque… sencillamente no sé qué haría sin él 😉
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