Historia de un vestido
¡Hola a todos! Hoy os voy a hablar del vestido Graziella, uno de los niños mimados de esta colección, al menos para mí. Y es que cada año, con cada colección, aunque me gusten todos los diseños (si no lógicamente no los diseñaría), no puedo evitar tener algún favorito y este es uno de ellos.
Ya no sé si es por el diseño en sí. O porque le tengo un especial cariño porque fue el vestido con el que desfiló Gabriela el año pasado en la pasarela de Aragón Fashion Week, y con el que salió a acompañarme al final del desfile, que le pusiera el nombre de Graziella. Ya sé que no es lo mismo, pero de la selección de nombres que me preparé para los vestidos de la colección, era el que más se parecía, y como `Gabrielle´ ya lo utilicé hace unos años…
Volviendo al vestido, porque el tema de los nombres daría para un post a parte, no me negaréis que es un diseño especial, ¿no?
Cuando empecé a coser o, más bien, plantear sobre tela este vestido, lo único que tenía clarísimo era el bordado que iría sobre el vestido porque fue un flechazo nada más verlo ^^. Así que empecé la casa por el tejado colocando el bordado sobre el maniquí de la forma que más me gustaba. Cuando estuvo claro, elegí el tul que llevaría, en este caso un plumeti muy finito en tono marfil. Pero cuando el drapeado con el bordado estuvo listo y lo probé con un crepé de seda blanco, no me acabó de gustar. Es verdad que quedaba bonito y más luminoso pero a la vez también era más típico y, como a mí me gusta hacer las cosas diferentes, me lancé con un crep en tono vainilla para la base. Ahora sí quedaba perfecto, vaporoso, romántico y con ese punto vintage que tanto me gusta.
Estuve dudando mucho sobre si le ponía un cinturón de terciopelo o no, porque ya había varios vestidos en la colección que lo llevaban, así que en el último momento me ofrecieron una pasamanería bordada con pedrería en el mismo color y no me lo pensé. Ahora sí que estaba completo.
En las fotos del catálogo completamos el look con un recogido bajo, para que se lucieran bien los escotes y bordados de los hombros, una preciosa diadema con cristales, flores y latón y unos pendientes en tonos azules a juego.
Un vestido tan romántico que me encaja en todos los ambientes, tanto para una boda por la iglesia como para una boda civil al aire libre. ¿Qué os parece?
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