El año nuevo ha comenzado y con él retomamos nuestra sección ‘Historia de un vestido’. Y qué mejor que empezar a lo grande contándoos la historia del vestido de novia ‘Katha’. Pero antes de nada… ¿Quién no tiene una amiga decidida e independiente? Esa que, con los pies en la tierra, no tiene miedo a nada y se lanza a perseguir sus sueños. Esa amiga apasionada de la vida que exprime los instantes y te contagia de buen rollo. O, quizás no tengas esa amiga, quizás seas tú misma.
Katha es libertad. Katha es música, es festival al aire libre, es bailar en la noche descalza mirando las estrellas. Katha es coger el coche y conducir 200 kilómetros hasta Frankfurt para buscar tiendas de ropa de segunda mano o preparar su mochila y su cámara de fotos y recorrer media Alemania en bici para visitar a unos amigos. Katha colecciona cucharillas de los diferentes sitios que ha visitado, es divertida, alocada y auténtica. Y si hay un vestido de mi colección que recoge ese espíritu folk es este diseño de dos piezas.
Un vestido interior de corte lencero en crepé de seda natural y escotes en pico pronunciados, que le otorgan un aire muy sensual y femenino. Además, lleva un kimono de guipur de algodón y gasa de seda lleno de detalles y texturas, en el que diferentes puntillas de tul bordado, hilo y entredós se combinan con aplicaciones de macramé antiguo, creando un precioso bordado. Bohemio, desenfadado, juvenil, vaporoso… Y dos en uno, porque puedes llevar el kimono en la ceremonia y quitártelo para la fiesta, luciendo el vestido interior.
Para las fotos de la colección completamos el look con una trenza coleta de estilo étnico atada con cuerda de sisal y una gran corona de pistilos, cristal, flor natural y piezas de latón, en tonos burdeos, crudos y rosas a juego con los pendientes.
Un vestido de novia perfecto para una boda al aire libre, en el campo, en la montaña, en la playa… ¡tú eliges! 😉