Este post va a ser un poco diferente, normalmente las novias me pasan la información que les pido y nosotros lo redactamos para luego publicar, pero en esta ocasión, he intentado comenzar el post de varias maneras y me da la sensación de que se pierde la ilusión y el entusiasmo con el que Valeria, la novia, me escribió contando todos los detalles de su increíble boda y las anécdotas más divertidas. Por lo que allá va: La boda de Valeria y Moritz contada en primera persona por la misma novia 😉
Nuestros comienzos
Moritz y yo nos conocimos en Frankfurt, en las fiestas de agosto que se celebran en las orillas del río, comiendo un falafel con nuestros amigos. Su amigo Nils habla español y estuvimos charlando toda la noche. Al principio éramos más bien conocidos que coincidían en todos los garitos de fiesta por los que salíamos con nuestros amigos, así que la cosa tardó un par de años en cuajar.
Una noche, un par de años después nos encontramos de fiesta en un bar y al acabar la noche compartimos el taxi al barrio: ¡todo ese tiempo y no sabíamos que éramos vecinos! Nos despedimos a la alemana, con un apretón de manos, y la promesa de quedar un día de esos a tomar algo.
Después de mil bailes y viajes juntos, y de hacernos fans de nuestras culturas, carnavales de Colonia vs fiestas del Pilar, Schnitzel vs croquetas, Glühwein vs vermut, las 12 uvas y veranos en el pueblo. Al final conseguí enamorar a Moritz de Aragón. Por eso supimos que nuestra boda sería en uno de los lugares donde más felices somos.
Vestido
Tuve claro desde el principio, que el estilo que buscaba solo encajaba con los románticos diseños de Martha, los delicados bordados, el tono marfil y el aire vintage, me fascinaron. Aunque crear mi vestido no fue nada fácil, tenía una imagen mental de cómo lo quería, pero estaba enterrada bajo muchas ideas.
Martha tuvo mucha paciencia y supo llevar todas mis ideas a la tela, adaptándolas a su estilo.
Recuerdo su mirada cada vez que volvía del atelier con alguna cosa nueva para enseñarme y le decía “se me ha ocurrido una cosa…”
Preparativos
Desde pequeña me fascinan las vistas de la Basílica de la Peña de Graus cuando pasamos de camino al pueblo, imaginaba que algún día me casaría ahí.
Pues casi, no queríamos una ceremonia religiosa, así que elegimos en su lugar el jardín del Espacio Pirineos que Sonia y María de Casa Masart, una floristería local, nos decoraron con mucho cariño. Nos preparamos en el Hotel Palacio del Obispo, que tiene unas vistas preciosas a la Peña, ¡así que mejor imposible!
Me ayudaron a vestirme mi madre y mi hermana, y el maquillaje me lo hice yo. Casi al irnos, ¡me di cuenta de que no llevaba mi anillo de compromiso… y no me acordaba de dónde lo había dejado… Tuvo que ir mi padre a recepción corriendo a pedir la llave de nuestra habitación, que además ya habíamos dejado libre, ¡y ahí estaba!
Ceremonia
La ceremonia la presentó nuestro amigo Nils, en los dos idiomas, fue muy gracioso, porque es un alemán de 1,90, rubio y que no te esperas que hable español y menos aún con acento y palabras mexicanas.
Para nosotros que fuera él, que nos conoce desde aquel falafel, fue muy especial. Recuerdo también que hacía un calor mortal, y que la juez de paz tenía mucho que decirnos… y yo pensaba, “pobre Moritz que no se está enterando de las cosas tan bonitas que dice y además le va a dar un parraque del calor”.
También estaba súper emocionada porque tenía una sorpresa preparada para después de la ceremonia y ¡tenía muchas ganas de ver la cara de todos!
Vermut
Después de la ceremonia habíamos organizado un vermut en la plaza de Graus, queríamos que nuestros invitados conociesen y disfrutasen durante todo el día de las cosas que más nos gusta a nosotros hacer y comer cuando estamos en España, entre ellas, tomar el vermut en la plaza de Graus.
Lo que Moritz no sabía es que la charanga, del pueblo, BandDiez, nos iba a acompañar por las calles hasta allí. ¡Menuda sorpresa se llevó, él y todos! Incluso los chicos de la charanga se aprendieron una canción de carnaval alemana, y nuestros amigos alemanes fliparon, fue la caña.
Bailamos hacia la plaza guiados por la música, abarrotando las pequeñas calles de Graus, haciendo a los vecinos y visitantes preguntarse si se habían olvidado de alguna festividad.
Tuvimos mucha suerte, no había nadie en el pueblo, igual por el calor, por eso tuvimos toda la espectacular plaza para nosotros, bailamos muchísimo y los gerentes del bar Cacao fueron super atentos. Fue la parte que menos planeamos y la más relajada de todo el día, cuando volvíamos al hotel para echarnos la siesta no parábamos de comentar que había sido una pasada, estábamos llenos de felicidad.
Cóctel, cena
Por la tarde la celebración continuaba en las Bodegas Lalanne, en Barbastro. La habíamos visitado en 2020, porque es muy antigua, tiene mucho encanto y los vinos están súper ricos. Aunque aquella visita fue solo para comprar vino, Leonor, una de las dueñas nos hizo un tour y quedamos fascinados. Por eso cuando decidimos casarnos fue el primer sitio que nos vino a la mente.
El catering El Cobertizo entendió al 100% nuestra idea y prepararon todo al detalle. Durante el cóctel sirvieron una súper mesa de quesos aragoneses, jamón, varios canapés, todo producto local. La cena queríamos que fuera como en los días de verano en el pueblo, una gran mesa llena de gente y comida rica: ensalada de tomate de Barbastro, pimientos asados y una gran barbacoa con longaniza de Graus, chuletas de ternasco, buey, verduras del huerto… todo en las mesas y para compartir. Conseguimos que fuera una gran comida familiar.
Recuerdo observar con Moritz la magia de ese momento, el jardín, las guirnaldas de luces, todos pasando un buen rato, comiendo, bebiendo, compartiendo, riendo… Todo lo que nos habíamos imaginado.
Tanto nosotros como nuestros amigos, somos fans de la música indie, por ello quisimos que fuera Crystal Fighers el grupo con el que bailásemos la entrada a la cena, con su canción Love Natural, que en ese momento la letra no pudo ser más perfecta. Teníamos a toda nuestra familia y amigos juntos «aquí y ahora» para celebrar un momento muy bonito y especial. Fue súper mágico y emocionante, la luz dorada del atardecer, las servilletas, la letra de la canción, nos sentimos tan queridos… recuerdo que la cantamos a gritos:
Love is upon us
And the time for love is here right now…
When I look at you, oh, I feel my heart
Oh I feel in love deep inside
Oh love natural
I can’t believe
How you do to me
You make me feel
Oh how you say
Feel so special
Baile
El primer baile fue con Baby I’m yours, la versión de Arctic Monkey, seguida de La Casa Azul para animar a todos a la pista.
Después de años de fiestas en casa, ni los alemanes se resisten a bailar la Revolución sexual. Recuerdo que no paramos de bailar, de saltar, cantar y reír en toda la noche. Estar llenos de emoción, de alegría, de amor, con el corazón sonriente.
Mis tíos nos construyeron y prepararon un fabuloso Candy Bar de madera como regalo, tuvimos un fotomatón toda la noche, porque las mejores fotos son las de las tantas… Personalizamos un neón con nuestro lema, ¡una tontería que se le ocurrió a Moritz porque le sonaba gracioso y que se quedó. ¡Y ya para siempre será nuestra gran Boda Boda Baby!
Anécdotas divertidas de los preparativos:
Como regalo para nuestros invitados quisimos dar un botecito de miel de Graus, y medidas de la Virgen del Pilar… Resulta que solo puedes comprar un máximo de 30 en la tienda, y que para que te den más hay que pedir un permiso formal al Cabildo… Como cabía de esperar, las cintas fue algo que dejamos para dos días antes de la boda… y ya no nos daba tiempo de permisos, así que tuvimos que ser creativos e ir toda la familia al Pilar a comprar cada uno 30 cintas.
Los números para las mesas, para ir con la bodega, queríamos que fueran botellas de vino. Teníamos varias guardadas en el pueblo, pero mi familia las tiró sin querer. También a última hora a 1 día de la boda, tuvimos que ir de madrugada al contenedor de vidrio, que justo había sido vaciado, con una banqueta, guantes y una linterna… Ayudada por mi tío y Moritz, me metieron de cabeza por el agujero del contenedor, sujetándome por los pies y fui pasándole botellas del fondo a mi tía. Una calamidad…
Por alerta roja de incendio no pudieron hacer la barbacoa en el jardín y eso nos lo dijeron el día antes… Casi nos da un telele no sabemos cómo no hubo una intoxicación por co2, porque al final, metieron una parrilla en la cocina de Lalanne…
Y ésta fue la boda contada por su propia protagonista. Mil gracias Valeria por elegirme para crear un vestido tan especial y por dejarme compartir vuestra espectacular boda.
Fotografía: Vanesa Pinac
Celebración: Bodegas Lalanne
Catering: Grupo El Cobertizo
Vestido de novia: Martha Peters
Zapatos: Balambae
Flores: Casa Masart
Joyeria: Cesar Saiz
Traje Novio: Cesar Moda
Bar Vermut: Cacao Graus
Portaalizanzas: @dearmissmana