Los preparativos de la colección de vestidos de novia 2020 siempre los recordaré como los más surrealistas y estresantes hasta la fecha. Y es que, a pesar de tener casi todos los bocetos listos desde Navidad, no fue hasta junio cuando nos pudimos poner a coser. En el taller no dábamos abasto con los vestidos de nuestras novias (algo que yo siempre pongo por delante porque sus vestidos tienen que estar listos para sus pruebas y, lo mío, en este caso la colección puede esperar). Y así fue…
Elegimos el 20 y 21 de julio para hacer las fotos porque era la fecha más lejana en la que podíamos hacerlas y en la que aparentemente todos podríamos estar. Ahora lo pienso y me río, pero que unos días antes hubiera huelga de aves y no supiéramos si la modelo iba a llegar… Israel (la mitad de La Lola se va de Boda) ingresara en el hospital sin saber cuándo iba a recibir el alta… y el jueves de la misma semana Carmen, mi modista, se pusiera mala con todo lo que quedaba por hacer… la cosa no pintaba bien. Pero así es el directo y el show tiene que continuar.
Y ahí estábamos, el 19 de julio, mi cumpleaños, (¡planazo! xD) cosiendo todas en el taller, Carmen incluida (esta mujer es de hierro) y acabando de preparar todo lo que llevaríamos para el fin de semana.
A las 23.45h cargábamos el coche con todo lo necesario para los dos días siguientes: vestidos, tocados, los preciosos zapatos de Franjul que nos habían enviado unos días antes… Sí, sí, llámame dramática, pero hasta el momento que no vi todo cargado en el coche no lo tenía nada claro. Hablaba con mi madre y le decía “¡Qué bonito nos va a quedar el catalogo de zapatos! Porque lo que se dice vestidos, no sé si los habrá”.
Pero los astros se alinearon y el 20 de julio a las 9 de la mañana Marcos y yo salíamos con el coche bien cargado en dirección Mara, para hacer la primera parte de las fotos.
Aunque las fotos del catalogo las hacíamos el domingo y el lookbook el sábado por la tarde yo quería llegar por la mañana para revisar la localización (la última vez que había estado allí había sido abril o mayo).
Mi idea era algo verde salvaje y verde estaba (también amarillo por el calor), pero salvaje… quizás demasiado. Tijeras de podar en mano Marcos tuvo que ir podando zarzas porque había tantas que no podíamos ni llegar a algunos sitios. Y mientras, junto con mis chicas del equipo, fuimos revisando las localizaciones, haciendo fotos y grabando video de detalles de los vestidos, ambiente y complementos. Sí, has leído bien, VIDEO, este año, que iba tan “relajada”, me propuse hacer las fotos y también grabar video como si yo fuera una mujer orquesta… En fin.
Volviendo al tema, a pesar del solazo y calorazo asfixiante que nos estaba haciendo parecía ir todo sobre ruedas, pero los astros esta vez debieron de pensar “Uy, qué paz y armonía, vamos a meterle un poco más de emoción al tema” y, cuando teníamos que empezar a pensar en movernos para ir a la nave donde haríamos las fotos del lookbook… ¡Tachán! A Carmen se le quedan las llaves del coche y el bolso dentro.
En serio, a veces pienso que vivo en una especie de Show de Truman o Los juegos del Hambre porque esto no es normal.
Pasados los primeros minutos de angustia, y gracias a nuestro Mcgiver personal, conseguimos solucionar el problema e ir en dirección al pueblo donde después de comer buscaríamos a Cristina (la modelo) y a Eva Pellejero (no necesita más presentación ^^) en la estación de Calatayud para comenzar las fotos del lookbook.
Mientras Eva maquillaba y peinaba a Cristina, Marcos probaba luces utilizando a mi prima Rebe de modelo. Carmen e Isabel terminaban de coser botones que faltaban todavía de algún vestido y Sandra y yo organizábamos los looks. Y nos llovió, pero fuera, que aunque parezca sorprendente la tarde fue bastante tranquila. 😉
Al día siguiente, a primera hora, nos reunimos con el resto del equipo de nuevo en la finca donde hacíamos las fotos. El sol brillaba, por lo menos no nos iba a llover. Mientras Eva trabajaba y dejaba todavía más espectacular a Cristina, mis chicas preparaban los vestidos, Antonio y César, de Barney Barnato, sacaban sus impresionantes joyas, y Nacho junto con Natalia (Israel seguía en el hospital) se organizaban con la decoración en las localizaciones que habíamos planteado.
Este año mi idea era incluir pequeños escenarios en las fotos del catálogo, por eso, hablamos con los chicos de La Lola se va de Boda (que son unos artistas) para que realizaran estos montajes. Una mesa de desayuno, una alfombra para un picnic o una mesa para el té nos sirvieron como escenario para mostrar la colección en otro ambiente y contar la historia que llevaba en mente.
A eso de las diez y media una Cristina radiante se colocaba en la primera localización para empezar con las fotos. Y el video xD. Las horas fueron pasando y según los vestidos Eva fue cambiando el maquillaje y el peinado (preciosos todos, ¡es una artista!), Nacho y Natalia iban montando escenarios, Antonio y César se preocupaban por las joyas que mejor encajaban con cada look (todas un acierto ^^), Sandra buscaba los tocados, mi prima se preocupaba de los zapatos y el resto sujetaban paraguas para dar algo de sombra…
Todo de maravilla si no fuera por la cantidad de moscas que había y el calor insoportable que hizo que mi madre y mi tía se desmayaran. Sí, ya os había adelantado que había sido una sesión de fotos muy movida, ¿a que esto no te lo esperabas? xD Pero como no hay sol que pueda con ellas, después de un poco de sombra y mucha agua continuaron al pie del cañón y ahora sí, ya no hubo más incidentes, lo prometo.
El día acabó genial, con todos muy cansados (sobre todo por el sol) pero muy felices, y creo, por lo menos desde mi opinión, que el resultado mereció la pena.
No quiero terminar el post sin dar las gracias a todos los que participaron en esta loca aventura. A Eva Pellejero, que cada año se supera y hace peinados y maquillajes más bonitos, a Antonio y César, de Barney Barnato, y sus preciosas joyas, que además en esta ocasión pudieron venir los dos y me hizo mucha ilusión. Gracias a Franjul por sus maravillosos zapatos, todos espectaculares. ¡Qué bien quedan con mis vestidos! Gracias a Nacho, Isra y Natalia (La Lola se va de boda) porque aluciné con sus decorados, mucho mejor de lo que yo me había imaginado, y a Cristina Mesa, nuestra guapísima modelo, que aguantó como una campeona sin perder la sonrisa en ningún momento. Gracias a mis chicas, Carmen, Sandra, Angela y ahora también Isabel, porque no habría llegado a todo si no hubiera sido por ellas, literalmente, hacen magia. Gracias a Marcos por su ayuda y su paciencia conmigo día tras día. Y finalmente gracias a mi familia, por apoyarme siempre, creer en mí y luchar conmigo para ayudarme a alcanzar mis sueños. ¡Un millón de gracias!
P.D. El próximo año os prometo que buscaré una fecha en la que no haga tanto calor 😉