La historia del vestido “Olivia”
Recuerdo cuando recibí una preciosa puntilla en el taller. Me pareció muy delicada y original con una forma ligeramente triangular y sus flores bordadas.
Enseguida me puse a jugar con ella sobre el maniquí, colocándola de mil formas a ver qué me sugería y, finalmente, me gustó especialmente su forma en pico sobre la espalda.
Así que la coloqué sutilmente y, a partir de ahí, comencé a diseñar un vestido en el que pudiera integrar ese detalle en la espalda.
Y es que a veces son los detalles y los tejidos los que te llevan por un camino u otro a la hora de crear un nuevo modelo.
Ejemplo de ello es el vestido Olivia, uno de los más románticos y bucólicos de mi colección Novia 2017.
Como la ideal inicial consistía en darle protagonismo a la espalda, elaboré un escote cerrado por delante, el cual tuviera la misma puntilla bordada y se uniera con la espalda al igual que en la cintura.
A medida que cosíamos y probábamos para ver cómo sentaba, tuve claro que faltaba algún detalle que le hiciera destacar, así que, tras hacer pruebas con diferentes tipos de manga decidí hacer una manga corta con dos capas a modo de volante que le otorgaban ese aire bucólico que estaba buscando.
El resultado es un vestido en crepé y gasa de seda bámbula con metros y metros de tejido, que le proporcionan mucho vuelo y movimiento a la falda.
Vaporoso, de aires románticos y campestres, es la opción perfecta para un enlace al aire libre en medio de un campo repleto de flores o en un bosque.
Para las imágenes de la colección lo combinamos con un llamativo ramo en tonos rojizos, burdeos y verdes a juego con un tocado asimétrico de flores naturales, que colocamos a un lado del recogido bajo.
También añadimos unos sencillos pendientes de cristal que le daban un toque final perfecto.
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