El sol brillaba y caminaba junto a mis padres y mi hermana y por aquella bonita calle residencial. No sé cuantos años tenía pero recuerdo que era pequeña. Después de aparcar el coche y caminar por la tranquila calle nos detuvimos ante la hermosa verja de forja que rodeaba su casa.
En aquel lugar de ensueño vivía ella, Theda, junto a Johanna, las dos hermanas mayores de mi abuelo. Un pequeño camino de piedra nos condujo hasta el porche lateral acristalado por el cual se accedía a la casa. En el jardín había flores, muchas, probablemente hortensias, allí crecen con facilidad, no como aquí.
Después de la bienvenida pasamos a la sala de estar. El suelo de madera crujía. A nuestra izquierda estaba la escalera pegada a la pared que conducía a aquella primera planta a la que nunca llegamos a subir. Las paredes lucían un romántico papel pintado, a nuestra derecha se encontraba un gran ventanal tipo mirador a través del cual entraba una cálida luz, y donde instantes después nos sentaríamos a tomar un té en una elegante mesa. En aquella región es algo muy típico.
Ambas hermanas nacieron a principios del siglo pasado y, aunque de Johanna hablaré más adelante cuando llegue el turno de ‘su vestido’, recuerdo a las dos de manera conjunta como mujeres fuertes, elegantes, con carácter y también dulces y cariñosas, al igual que los vestidos que llevan sus nombres.
Theda es un vestido femenino y vaporoso, delicado y a la vez arriesgado por la apertura de su falda. Un diseño ligeramente ablusonado, elaborado en crepè y gasa de seda del que destacan las líneas que crean las jaretas y los bordados vegetales, como en aquella casa victoriana donde vivían, de ventanales rectos y jardín salvaje.
Un vestido cerrado por delante, que resalta la trasparencia, y muy abierto en la espalda, con un original escote cuadrado repleto de bordados. Decidí sujetar el escote y abrocharlo en la parte de arriba con una lazada de gasa terminada en dos pequeñas borlas de flecos, muy de la época, su época.
Para las fotos de la colección relajamos el look con una melena suelta ondulada combinada con un tocado en la parte de detrás, en tonos rosáceos, de flor natural, latón, pistilos y cristales que quedaba de maravilla con la piedra rosa palo de los pendientes que habíamos elegido para la ocasión.
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