Continuación. (Aquí puedes leer la primera parte)
Cuando todavía no habíamos pensado en casarnos, decidimos un detalle que marcaría la estética de toda la boda, si algún día llegaba.
Y es que, un domingo cualquiera, no recuerdo si era 2018 o 2019, pero sí recuerdo lo que comíamos. Fue uno de esos intentos de pasta casera de los que me sentía tan orgullosa y para celebrar que era comestible, decidimos poner una mesa bonita y sacar del armario los dos únicos platos, que con tanto cariño guardo, de la vajilla de diario, de mis abuelos de Alemania.
Fue al terminar de comer y ver cómo asomaba el dibujo entre los restos de la salsa de tomate cuando le dije a Marcos… “si algún día nos casamos, ¿te gustaría que comiéramos en estos platos?”.
A él le encantó la idea así que cuando decidimos casarnos, fue lo primero que nos vino a la mente.
Lógicamente no había platos para todos, pero La Lola se va de Boda se encargó de buscarnos un ceramista.
Nos puso en contacto con Ángel, de Cerámica Roc, le contamos nuestra idea y le dejamos uno de los platos originales para que pudiera escanear el dibujo y los colores.
Después fue pintando a mano uno a uno cada uno de los platos, que además de servirnos para la comida de la celebración, también serían el regalo que se llevarían cada uno de nuestros invitados.
Nos pareció una bonita forma de darles un poquito de nosotros y nuestra historia, y así cuando saquen sus platos en alguna ocasión (porque son para usar) se acordarán de nosotros y de ese fin de semana tan especial que compartimos juntos.
De ahí los tableros de la mesa, queríamos que los platos destacasen, además, ya tenían bastante dibujo, así que la decoración además de ir en los tonos no podía ser excesiva. Para ello, confiamos plenamente en La Lola se va de Boda, y no solo encontraron el equilibrio perfecto, sino que combinando flores naturales, con la vajilla, cristaleria… asi como jarrones y otros objetos que encontraron en la propia casa, montaron la mesa de nuestros sueños.
Al ser una boda pequeña, no hicimos seating plan y tampoco preparamos minutas con el menú.
Directamente compré papel artesano, pinté a mano los nombres de cada uno de los invitados y los colocaron bajo los platos, después de la comida repartimos bolis y les pedimos a cada uno que nos escribiera algo en esas hojas, que después recogimos y tenemos guardado a modo de libro de firmas.
Yo soy muy rara comiendo, o más bien simple, lo reconozco, si me invitan a una boda prefiero el menú infantil.
Así que, en nuestra boda, queríamos algo sencillo pero rico. Ternasco con patatas. En bandejas centrales, para que cada uno se sirviera lo que quisiera ;).
Finalmente, y gracias a Valeria, una de mis novias del año pasado, conocimos al catering del Cobertizo, que no solo nos preparó un ternasco espectacular, sino que nos sirvió unas tablas centrales de entrantes para compartir impresionantes.
Recuerdo perfectamente el día en que me contó una novia en el atelier que había estado en su prueba del menú y que servían postres porque la tarta era de mentira, la hacían solo para la foto, porque el catering así lo tiene todo ya emplatado para ir más rápido.
En ese momento me creó un trauma jajaja, así que cuando llegó el momento, nosotros quisimos una tarta de verdad, no solo para hacer la foto, sino que se pudiera cortar y servir y así lo hicimos.
Rubén de la pastelería Nava (si no conocéis su pastelería ya estáis tardando) nos preparó una tarta especial para nosotros: bizcocho de chocolate con tres rellenos, uno de praliné de chocolate con leche y barquillo, otro de chantilly de dulce de leche y el último de crema de avellana blanca.
Imagínate comer un KinderBueno pero en formato tarta, así era, ¡y estaba buenísima!
No queríamos la decoración clásica de las tartas así que la pedimos “desnuda” e Isra la decoró preciosa con algunas flores que había separado de la decoración de la mesa.
Y sí, cortamos nuestra tarta, y también la emplatamos nosotros y la repartimos entre todos.
Pobres los del catering, no entendían nada, les dijimos: “dejarnos el cuchillo, la pala y los platos que ya nos apañamos nosotros” xD.
Mi ramo lo dividí en dos partes para regalar, una parte se la di a mi prima Rebeca y la otra a mi tía Angela, que es mi madrina.
Pero me hacía gracia eso de lanzar un ramo, así que Isra me preparó uno para ese momento.
Y fue muy gracioso porque lo lancé y lo cogieron entre 3 de las niñas que había en la boda y se pelearon por él, al final se tuvo que dividir el ramo en tres para que cada una tuviera una parte.
Marcos y yo no leímos nuestros votos ni nada durante la ceremonia porque nos daba mucha vergüenza hablar en público, así que aprovechamos el rato de fotos juntos al atardecer, para recordar nuestra historia, emocionarnos juntos de todo lo que hemos vivido estos años e ilusionarnos con nuestro presente.
Para la fiesta me cambié de vestido, de tocado (por otro que me había hecho con pequeñas piedras y cristales) y de pendientes (en Barney Barnato tienen joyas tan preciosas que es imposible quedarse con una sola) y Eva me modificó el peinado con una media trenza y me subió un poco el maquillaje.
Y sí, como te he contado antes, este vestido también me quitó el sueño las semanas previas.
Tenía la tela guardada desde hacía años, un tul bordado con hilo en oro viejo, espectacular, esperando, por si llegaba el momento, y también un boceto que me encantaba, pero cuando llegó el momento, no me veía.
La falda me encantaba, pero la parte de arriba no, recuerdo que cuando me probaba les dije en el atelier que iría más feliz con un jersey suelto que con la idea inicial, y así lo hice, finalmente combiné la falda que me encantaba con un top sencillo de tirantes y un jersey de lana finito.
El baile lo hicimos dentro de la casa, porque a esas horas ya refrescaba, y lo empezamos juntos con un trocito de la canción de la BSO de Eduardo Manos Tijeras y después, cogimos a Markus en brazos y acabamos bailando los 3 “Friends in Low Places” de Garth Brooks, ambas canciones muy ligadas a nosotros y que nos traen muy buenos recuerdos.
Después de un poco de fiesta, aprovechamos para llevar a Markus a dormir, mientras la familia y amigos colocaban en el salón todo lo que habíamos preparado para la cena de picoteo.
Picamos algo, bailamos, charlamos, reímos, algunos se sacaron un bafle a la terraza y se montaron su propia fiesta años 90… xD
A la mañana siguiente, algunos se fueron marchando, pero el resto que nos quedamos, aprovechamos las mesas, las sillas y el solazo que estaba haciendo y comimos la paella que la madre de Marcos estuvo preparando con la ayuda de familia y amigos.
El broche final perfecto para un fin de semana de ensueño.
Las preciosas fotos que habéis podido ver durante todo el post son obra de Hugo y Vega (Ferrer&Mayor), ellos fueron también los fotógrafos del día de la firma y en esta ocasión se superaron. No podemos estar más contentos con el resultado ^^.
Y Manu, de WildHorses Studio, realizó un video tan increíble que nos dejó sin palabras. Es tan bonito que es imposible no verlo en bucle, además, también nos enviaron los brutos de la boda y es genial poder volver a escuchar tranquilamente todo lo que nuestra gente leyó durante la ceremonia, así como revivir taaaaaantos momentos especiales.
Por último, las invitaciones de nuestra boda las realizó Cris de Morrocotudo. Conozco su trabajo desde hace tiempo y sabía que lo bordaría. Le contamos nuestra idea loca de los platos (ya que queríamos enlazar las invitaciones con ellos) elegimos los colores, acabados… y cuando nos envió la propuesta, era muchísimo mejor de lo que habíamos imaginado.
Además, de la invitación, nos preparó unas carpetas de papel vegetal que cubrían la invitación y en la que incluimos una anilla con unas cuerdas para hacer un guiño a nuestro comienzo.
Como anécdotas os contaré que el jueves, cuando salimos en dirección al Pirineo, tuvimos que regresar dos veces a casa, la primera vez al poco de salir, porque me di cuenta de que me había olvidado de los anillos y la segunda, llegando a Zuera, porque me había dejado las ramas del laurel de mi ramo, así como la tostadora, el hervidor para el desayuno… v_V
La previsión de ese día era malísima, estuvimos mirando el tiempo durante semanas y en alguna ocasión llegamos a ver hasta el símbolo de la nieve, algo que nos daba mucho agobio porque no había plan B, así que mi madre y mi tía llevaron huevos a las Clarisas, les hicieron apuntar nuestros nombres y fecha en un papel y cuando salieron del convento, mi madre se dio cuenta de que había apuntado los nombres en la parte de detrás de la lista de la compra donde figuraban las salchichas que necesitábamos para el viernes, la cantidad de cerveza y la receta de la Kartoffelsalad xD No sé si las monjas llegarían a hacer la ensalada pero lo cierto es que nos hizo un día espectacular!
Fotografía: Ferrer & Mayor
Video: Wild Horses Studio
Maquillaje y peluquería: Eva Pellejero
Joyas: Barney Barnato
Wedding Planner y ramos: La Lola se va de Boda
Zapatos: Calzados Franjul
Localización: Casa Suprian
Catering: El Cobertizo
Invitaciones: Morrocotudo Estudio
Tarta: Pastelería Nava
Ceramista: Ceramica Roc
Vestidos de novia: Martha Peters