Historia de un vestido
Recuerdo que aquella mañana llovía a cántaros. Mi tía vino al Atelier para hacerme una visita y me comentó que acababa de ver una mercería muy antigua en el casco de Zaragoza que iba a cerrar sus puertas ese mismo día. Y yo, que no puedo resistirme a las tiendas tradicionales, no tuve más remedio que avisar a Carmen, mi modista, ponerme el abrigo, coger el paraguas y poner rumbo las tres hacia a aquella mercería. Fuimos con la idea de encontrar algún tesoro oculto, una de esas piezas que han estado guardadas durante años esperando a que llegáramos nosotras. Aquel paseo en el que nos calamos hasta los huesos mereció completamente la pena porque la encontramos, vaya que si la encontramos.
Mientras estábamos comprando varias cosas, todavía etiquetadas en pesetas, e insistiendo a la dueña para que sacara más cosas, apareció una preciosa pieza de macramé antiguo de la que me enamoré al instante. Tras salir de la mercería y hacer una parada técnica en La Republicana para tomar un café y un pastel de zanahoria, volvimos al estudio encantadas con nuestras nuevas adquisiciones y un sinfín de nuevas ideas en la cabeza para dibujar.
Llegamos al estudio, cogí papel, lápiz y un tijera y, tras varios bocetos y pruebas, el resultado fue el vestido ‘Madeleine’. Como la pieza era macramé antiguo, decidí seguir la misma línea y darle ese punto romántico y vintage que tanto me gusta. Así que aproveché que el tono de la pieza era más tomado para combinarlo con unas puntillas de tul bordadas en crudo y el plumeti.
El cuerpo delantero lo diseñé con mucho detalle, así como la espalda abierta. Para que la falda también tuviera un punto diferente, incorporé un volante en el bajo con el mismo tejido y puntillas, que le da una caída única y muy original. De hecho, ese volante es como “ese lazo” que muchas veces me han dicho las novias en las pruebas que no quieren, pero cuando se ven el vestido puesto ya no son capaces de quitárselo porque les encanta.
Para las fotos del catálogo completamos el estilismo con una trenza de trenzas atada con un lazo y una pamela con flores. Y, también, añadimos unos bonitos pendientes con un toque de color a juego con los zapatos. Un vestido perfecto para las novias más románticas.
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¡Qué bonitos! las piezas que encontraste son una maravilla con las que has sabido componer unos vestidos de ensueño.
Me encantan, Martha.